En una magistral charla en el salón de conferencias del Ateneo Dominicano, el Presidente del Comité Olímpico Dominicano el Lic. Luis Mejía –Luisín-, logro demostrarnos que “el deporte es un producto en crecimiento en R.D. y el mundo.”
Nos llevó en un viaje imaginario a través de su voz y ayudado por una magnifica presentación en PowerPoint, a visitar países tan lejanos como Zimbawe y Groenlandia, para luego traernos a de vuelta al país y exhibir ante nuestros ojos las vidas y situaciones de atletas como Pedro Martínez, Samy Sosa y Juan Marichal, y otros como Gabriel Mercedes y Félix Díaz. Todo esto salpicado con anécdotas personales de sus viajes como representante del Comité Olímpico.
En una de estas anécdotas nos contaba cuando estando en Mozambique, el presidente del Comité Olímpico Internacional no conocía –o recordaba- quien era Leonel Fernández y se sabía de memoria los records de Samy Sosa. Presentaba esta realidad diciéndonos que el Presidente Fernández se sorprendía en Japón cuando llegaba a los sitios y a el lo relegaban a un segundo plano y a Samy Sosa lo distinguían de manera especial.
Dicho esto paso a exponer, como administrador de un Club deportivo, algunas consideraciones y vivencias.
Es cierto que el deporte nos coloca en el Mapamundi. Es correcto que es uno de nuestros productos de exportación más rentables. Es apropiado decir que la inversión que se realiza en atletas de alta competición es sustancial. Pero…..
¡No es posible que nuestro país invierta millones de dólares en una selección dominicana de beisbol para ser descalificados en primera ronda!. ¡Es inaceptable que el Ministro de deportes, en unas declaraciones populistas para aprovechar el sentimiento pro-haitiano producto del terremoto que sufrieron, diga que R.D. pagará los viajes de las delegaciones haitianas que participen en competencias internacionales durante un año!. Mientras el distinguido representante del Estado en los deportes hace poner en cartulinas dos letreros que rezan: “No tenemos fondos para donaciones por falta de presupuesto”, con estas u otras palabras, colocando uno a la entrada del Ministerio y otro –para el que cruzó y no lo vio- dentro del ascensor que conduce a las oficinas principales.
Tengo que ser noble y reconocer que tres de los cuatro profesores de deportes, con los que cuenta nuestro Club, provienen de una reunión que sostuvimos con el Ministro. ¡Hasta ahí llegó su amor!. Las reiteradas solicitudes de ayuda a nuestro trabajo, en forma de útiles deportivos, ayuda financiera para el pago del servicio eléctrico, entre otras, han caído en el mismo sitio de las gorras y camisetas de ¡R.D. Campeón!, que se tiraron a la basura cuando perdimos a la primera.
Los atletas de alto rendimiento de hoy fueron atletas novatos y jóvenes en algún momento. Encontraron manos amigas que los condujeron y mantuvieron hasta llegar a ser los súper héroes dominicanos que reciben –hoy- ayuda cuantiosa de los mismos que los rechazaban antes.
Es más fácil “gastar” dinero hoy en jóvenes deportistas que tener que invertirlo mañana en la DNCD, Hogares Crea, Regimiento Anti-secuestros, etc.
Este es un llamado a las instituciones que tienen que ver con los deportes desde el Estado Dominicano: Señores Ministro de Deportes, Administrador de la Lotería Nacional, Departamento de deportes de la Alcaldía de Santo Domingo. A ustedes que ya han recibido de nuestro Club Honduras del Oeste y seguramente de otros mas, solicitudes de ayuda financiera y de útiles deportivos, ¡HAGAN SU TRABAJO!, pongan en manos de los –altruistas, estúpidos e ilusos- que trabajan con la juventud en los deportes, las herramientas necesarias para realizar una labor humana, con sentido, real y con resultados económicamente visibles para el país.
Aprovecho la ocasión para recordarles que los jóvenes que están haciendo prácticas deportivas no tienen tiempo ni deseos de atracar, robar o matar –Dios los proteja a ustedes de ser las victimas-. El deporte, ese entretenimiento que no merece de ustedes nada más que unas palabras bonitas en la inauguración de un torneo dedicado a alguien famoso y rico, crea la disciplina que necesita nuestro país para avanzar e insertarse, algún día, a una sociedad del primer mundo.
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