lunes, 23 de mayo de 2011

Los Valores y la Lucha en nuestra Sociedad


"pero mi historia es difícil

No voy a hablarles de un hombre común

hare la historia de un ser

de otro mundo de un animal de galaxia"
Silvio Rodríguez, Canción del Elegido.


Un día un sacerdote estaba predicando y para hacer entender su punto de vista sobre la presencia del Espíritu Santo dentro de nosotros, tomó a un niño y le preguntó si se sabía los 10 mandamientos?, a lo cual el niño contestó que no, entonces le hizo la siguiente pregunta: Matar es bueno o malo?, a lo que el niño respondió, prontamente: "malo"; El sacerdote volvió a preguntarle: Te sabes el Código Penal Dominicano?, y el niño y la audiencia, sonriendo, respondieron que no, entonces el sacerdote le preguntó: Robar es bueno o malo?, el niño, ya más confiado, respondió con voz fuerte: "malo". El sacerdote siguió haciéndole este tipo de preguntas al niño y este se sabía la respuesta de todas. Al finalizar el Sacerdote, dirigiéndose a la madre del niño le dijo que lo enviara a la catequesis para aprender de Jesús, pero no para que aprendiera los mandamientos porque Dios los había grabado en su corazón al momento de su nacimiento.


Esta lección me llamó la atención por las cosas y circunstancias que vivimos diariamente, en las que, en nuestra sociedad, nos queremos hacer de la vista gorda con ciertas actitudes y situaciones que sabemos incorrectas, nuestros amigos, vecinos y familiares, saben que es incorrecta, pero le buscamos eufemismos, modismos y técnicas del lenguaje para tratar de limpiar nuestras conciencias, sin saber que de esa forma estamos embarrando la conciencia colectiva social.


No es cierto que todo el que está en una función pública es un ladrón!!!, tampoco es cierto que si "nada tienes nada vales".


Los valores morales son tan antiguos como el ser humano, nacen de la necesidad de preservar la raza, de vivir en orden, de crecer espiritualmente, de progresar desde dentro. Para los católicos, nuestro código moral está reflejado en aquellas palabras de Jesús: "Ama a tu prójimo como a ti mismo".


Cuando vemos personas en nuestras sociedades (léase: escuelas, trabajos, partidos políticos, comunidades religiosas, barrios, etc.) que viven totalmente ajenos a estos principios, naturales y eternos, que no solo se conforman con alterar, expresamente, el orden de la convivencia humana, sino que se atribuyen el "merito" de salirse con las suyas en todo momento y en todo lugar, nos hacemos los tontos y, si nos conviene, alentamos este tipo de actitudes, sin darnos cuenta que estamos socavando el mismo núcleo de nuestra existencia sobre la tierra.


He escuchado el refrán: "para ser mundo tiene que haber de todo". No es cierto!!!. Los seres humanos que no actúan como personas civilizadas, no son necesarios para vivir, los que no se adaptan a dejarse guiar por principios éticos y morales no son necesarios en las sociedades; quienes no respetan a sus padres; quienes ofenden y calumnian a sus vecinos, quienes maltratan, aún de palabra, a sus esposas e hijos, no merecen pertenecer al conglomerado humano; quienes no tienen lealtad, quienes no ejercen la integridad en sus vidas y acciones, no los necesitamos para coexistir; quienes no son responsables en su manera de actuar, de hablar y de sentir, quienes solo entienden el compromiso como una forma de utilizar a los demás para obtener beneficios personales, el mundo no los necesita!. De hecho las sociedades han creado un sistema para alejar a estos "seres" del resto de nosotros que se llama Sistema Penal y Sistema Penitenciario.


Les propongo un método de insertar Valores en nuestras vidas de forma que proyectemos y vivamos como merecedores de respirar el mismo aire de personas como Jesús de Nazaret, Gandhi, Teresa de Calcuta, entre otros, que decidieron aplicar los principios que fueron implantados en sus células al momento de nacer. Vamos a aplicar uno de estos Valores en nuestras vidas con un acto diario. Sería algo como nuestra buena acción del día. Utilicemos el modelo que se ve en esta imagen como huellas en las que afianzar nuestros pasos. Con esto estaremos demostrando que si podemos ser dignos representantes de la raza humana, dejamos un legado de toma de decisiones correctas a nuestros hijos y pondremos en evidencia a aquellos que solo viven para servirse, por lo tanto no sirven para vivir.


Hasta luego, amigos conscientes.


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