lunes, 14 de enero de 2013

Adiós Amigo!


Que triste es iniciar el año con una nota tan disonante como la muerte de un amigo.

Una persona jóven, solo 43 años, trabajador, correcto, servicial, tranquilo. Padre de familia, en el verdadero sentido de la palabra, porque adoraba a su hija. 

Leí en algún sitio una vez algo que me consoló mucho en la muerte de un  ser querido, decía el escritor que Dios nos envía a la tierra a dos cosas, a enseñar y a aprender. Cuando ya hemos enseñado y aprendido lo que nos tocaba, entonces finaliza nuestra estancia aqui, porque somos llamados a rendir cuentas ante El Creador. 

En ese momento debemos mostrar que fuimos fieles con los dones que se nos dieron, que las personas encomendadas a nuestro cuidado espiritual, están salvadas y que nosotros, como almas pecadoras, hemos aprendido nuestra lección. En este juicio tenemos como Abogado defensor  a Jesucristo, quien conoce nuestras debilidades y fortalezas, por haber sido hombre y quien intercede ante el Padre por nuestra causa.

Felito fue un hombre de bien, de paz, alguien que nos enseñó una mansedumbre de corazón  impropia de esta época de corazones revueltos. Una persona dedicada a lo suyo y a los suyos. Un hombre que cuando recibió un pelotazo en la cara, en vez de reaccionar como lo haríamos cualquiera de nosotros, diciendo "si me la pega de nuevo vamos a tener problemas", solo dijo, "si me la pega de nuevo no voy a volver a jugar, yo no vine a eso, vine a divertirme". Creo que ya en ese momento estaba listo para reunirse con El Padre Celestial, porque había aprobado las materias del examen.

Su paso por nuestras vidas, fue efímero, pero muy significativo. Corto pero intenso. 

Tengo un amigo sacerdote que dice que "a quien mucho ama, mucho se le perdona". Felito amo mucho y eso era notorio en los viajes que hicimos con las niñas del voleibol y en todo lo que hacia.

Se, por fé, que esta sonriendo al lado de Jesucristo, preparado para enfrentar el Juicio Divino, porque hizo como el sirviente fiel, de la parábola del Nuevo Testamento, tomó sus talentos los puso a producir y el cambio en las vidas que el tocó, son los frutos que produjeron.        

La lección a los que quedamos todavía teniendo cosas que enseñar y otras que aprender, es que la vida es tan corta, que no merece los afanes a los que a veces nos entregamos, que las personas que están a nuestro lado, lo están por una razón muy bien definida, para ser nuestros maestros y nuestros estudiantes. Que el principal motivo de nuestro paso por la tierra es el de enseñar, con nuestro ejemplo, a amar y el de aprender de todo el mundo, a amar.

Descansa en Paz Felito. 

Hasta la próxima amigos conscientes                      


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