Mi experiencia con AMET

Quiero dejar constancia en este momento de que lo que escribo ahora no es producto de mi imaginación, ni de mi impotencia con la situación, ni mucho menos como forma de desquite tardío con los representantes de la Autoridad de la Macana Egocéntrica para el Transporte.

El martes recién pasado me detienen a las 10:30 a.m., en un “redada de transporte”, una patrulla de Amet por supuestamente haberme pasado un semáforo en rojo, lo cual era imposible porque detrás de mí pasaron 3 vehículos mas y aun suponiendo que yo lo hiciera, no creo que los otros tres también fueran tan desdeñosos de la ley como ellos sugieren que lo fui yo.

Les entrego mi cedula y mis documentos del vehículo con mi licencia y todo al día. En ese momento me desmonto y les digo que estaba verde cuando pase y que ni siquiera vi la luz amarilla a lo cual LA oficial que está escribiendo la contravención les dice a los demás “amemaos” que sí que ella me vio y a los otros tres también. Uno de los oficiales me dice que le abra la puerta de atrás de mi jeepeta para el montarse, le pregunto, sorprendido, que ¿Por qué va a incautar el vehículo por una simple infracción de tránsito?, a lo cual me responde que es una práctica nueva, que tengo que escuchar una charla de 15 ó 20 minutos sobre Manejo Defensivo y que luego, al pagar la multa, me podría ir sin problemas. Entendí que era una práctica razonable, dado el país en que vivimos que nadie respeta las multas y accedí, no de buena gana, pero tampoco me quedaba otra opción.

Cuando llegamos al Canódromo, le dan entrada a mi jeepeta, la cual parqueo en medio del lodazal más grande que he visto en mi vida y entre un millón de motores y passolas y como doscientos mil carros. No volvería a ver mi medio de transporte hasta más de 30 horas después.

Nos mantuvieron en la puerta del recinto a los “cuatro violadores de la ley” a la espera de un minibús que nos iba a trasladar hasta el Centro de Operaciones de Amet en el Expreso V Centenario, donde nos iban a dar la dichosa charla. Nuestra espera duró desde las 11:00 a.m. que finalizaron de darle entrada a los vehículos hasta las 3 de la tarde, cuando apareció el transporte, el cual iba lleno de oficiales subalternos y superiores y nos “acomodaron” para llevarnos.

Cuando arribamos a la sede central de los “Egocéntricos”, nos dicen que las charlas las dan a las 9:00 a.m. y a las 4:00 p.m. y que tenemos que esperar esa media hora. La persona encargada de dar la charla nos lleva al salón y nos dice que ya que solo somos cuatro y que él se quiere ir para su casa, va a comenzar a hablar y nos va a dar la versión editada del curso, lo cual nosotros le agradecimos sobre manera. Esto provocó el desazón en alguien y no bien había comenzado a hablar, lo llamaron para que suspendiera la disertación con el pretexto de que si lo hacía entonces nosotros no íbamos a “coger suficiente lucha” y no íbamos a “coger cabeza”. Todo esto a cuatro ciudadanos trabajadores, uno de Edesur, otro de Edesa, otro de una compañía de transporte de valores y a mí. A las cuatro en punto comenzó la charla y ya que teníamos más de media hora “charlando” con el conferencista, él decidió que ya era castigo suficiente y nos dijo que nos fuéramos a las cuatro y media del aula, no sin antes cerciorarse de que no quedaba nadie en el edificio, solo los de la Casa de Guardia.

Es a esta hora que pretendemos pagar la multa y que nos regresen al canódromo y nos encontramos con la sorpresa de que el fiscal que da la orden para realizar el pago en el Banco de Reservas se va a las 3 de la tarde y que nada se puede hacer hasta el otro día. Lo que se suponía que sería cosa de una hora se convirtió en algo de dos días, con la salvedad de que estamos a pies, en un sitio lejos de nuestras casas y lugares de trabajo. Yo por mi parte tuve que llamar un taxi para que me regresara a mi casa porque estaba cansado y sin comer a las 5 de la tarde.

En la mañana del miércoles, gracias a un amigo que me lleva, en su motor, a la Sede de la “Autoridad”, hago el peregrinaje que a continuación enumero:

1. Ventanilla DOS para revisión de la multa

2. Pasar por información para que autoricen ver al fiscal

3. Hacer fila en la oficina del fiscal para que autorice el pago de la multa

4. Buscar un Banco de Reservas cerca para hacer el pago

5. Buscar una fotocopiadora para copiar la Orden de pago porque el Banco se queda con una

6. Hacer fila en el Reservas para pagar

7. Buscar una fotocopiadora para copiar el recibo del pago en el Banco

8. Regresar a la ventanilla TRES de Amet para descargar la multa (lo cual no se pudo porque la multa es muy reciente y no está en el sistema)

9. Volver donde el fiscal a que autorice la entrega del vehículo

10. Ir al Canódromo y hacer una fila para sacar dos copias de la cedula, de la orden de entrega, de la matrícula, de la contravención, del seguro, y del recibo del banco. (todo esto bajo un aguacero torrencial, debajo de una lona que llovía igual que afuera y cada copia pagarla a RD$ 10.00).

11. Entrar al canódromo y caminar entre lodo alrededor de un km. hasta el área de depuración y entrega

12. Buscar el vehículo y acercárselo a su oficina ( mencioné que era entre lodo y bajo lluvia, ¿verdad?) porque estaba lloviendo y ellas no se iban a mojar el pelo.

13. Esperar el turno y que hicieran un papel para entregarlo en la puerta con un ticket numerado.

14. Hacer fila en la puerta para que revisen que la placa, el número del chasis y el del motor coinciden con la orden de salida. Y luego….. LA LIBERTAD!!!

En una próxima entrega les daré detalles de las conversaciones sostenidas con miembros de la Autoridad de la Macana Egocéntrica para el Transporte, que harían un reportaje tremendo en Nuria o en Alicia Ortega, si hubiese portado una cámara escondida. Por lo pronto les sugiero extremar sus precauciones a la hora de manejar, no por peligros en el tránsito, sino porque…..(aquí entre nosotros, que no lo sepa nadie… tienen órdenes de llevar la mayor cantidad de conductores a escuchar esa charla y no importa si en el camino llevan a justos y a pecadores).

Hasta luego, amigos conscientes.