miércoles, 7 de julio de 2010

La voz: Sonido maravilloso

El sonido de la voz humana puede ser muchas cosas, a saber, arrullador, autoritario, dulce, suave, melancólico, tierno, cariñoso, etc, etc. Pero una de sus cualidades más sobresalientes es lo adictivo que puede ser para la persona que la emite. Me explico.

Hay seres humanos que se deleitan con el sonido de su voz al punto de que si están en una reunión y no la escuchan, se sienten incomodos, molestos y tienen la tendencia a equilibrar esta situación, emitiendo sonidos convertidos en frases y oraciones, las cuales, la mayoría de las veces, no tienen sentido o son réplicas de otras expresadas anteriormente o simplemente todo el receptor de ellas se pregunta -¿de qué está hablando este tipo?-.

Muestra de estos ejemplares tenemos en todos los estamentos de la vida. En las reuniones sociales, siempre hay una tía que “se roba el show hablando”; En los colegios o universidades, nos encontramos con una compañera o profesora que es la que tiene que decir todo más de una vez pero que no se queda callada nunca; Hasta en las iglesias nos topamos con este espécimen, cuando el sacerdote da la homilía más larga o el pastor se pasa una hora diciendo lo mismo adornado con muchos, ¡Amén hermanos! y otras frases por el estilo para llenar los espacios vacíos de contenido.

Pero el prototipo de esta enfermedad –que puede ser hereditaria- tiene que ser el político iletrado e inculto dominicano. Este ¿Homo Sapiens?, considera como una falta de cortesía grave a su audiencia –no importa que sean dos amigos o quinientos colaboradores- el privarlos de su voz y su acento. Para muestra esta frase expresada en un mitin que pudo haber sido de cualquier político de cualquier partido del patio, pero que quien me la contó me dijo que había sido en uno reformista cuando el Dr. Balaguer ejercía: “Gracias al Dr. Balaguer por esta obra y quiero decirles que con el Partido reformista, con el Dr. Balaguer y un servidor a esta comunidad la llevaremos al abismo…” .

Mi estimado amigo Manuel Espinal dice que “El bruto pasa por inteligente en una reunión siempre que no abra la boca, porque aunque la gente lo sospechara, solo lo confirmaría cuando este al hablar se lo demuestre”. Esto por la situación de una amigo en común. Y es cierto. ¿No les ha pasado que conocen una persona y por la apariencia creen que es un intelectual y a los dos minutos se dan cuenta que están hablando con una batata con pelos y piernas?. A los hombres –tengo que hablar de mi experiencia- nos sucede a menudo cuando nos presentan a integrantes del bello sexo –como dice Mario Emilio Pérez-. Durante las presentaciones todo va bien hasta que alguien pregunta sobre economía, el mundial de futbol o la última reunión de la ONU, desde ese momento en adelante todo lo que el hombre hace es dependiendo de qué tan bonita sea la mujer. Si no lo es lo suficiente, se hará el loco y dirá que lo llaman en otro lugar y solo soportara la perorata si la fémina es toda una modelo.

Con esta frase de Oscar Wilde presento mejor mi tesis: No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo.

La comunicación necesita de cuatro componentes para sobrevivir. El emisor, el mensaje, el canal y el receptor. En estos casos tenemos tres de cuatro –lo cual no está mal para un bateador-. Nos falta el más importante, la razón de que exista la comunicación. ¡El mensaje!. Si no tenemos algo más importante que el silencio, dejémoslo así!.

Dios nos creó con dos oídos y una sola boca. Él quería que oyéramos el doble de lo que hablamos. Algunos hablan el doble de lo que escuchan. Por eso no responden lo que se le pregunta, si no lo que ya habían -¿pensado?- decir. Es difícil discutir con este tipo de gente, ya que se bastan ellos solos para conversar.

Alejémonos de este ejemplar porque solo nos hará perder el tiempo y darnos un dolor de oído. Busquemos a los que nos escuchan porque probablemente necesitemos oírlos a ellos.

Hasta luego, amigos conscientes.

1 comentario:

Catherine Pimentel dijo...

Ruddy excelente articulo sobre la voz, por eso simpre he dicho ¨Cuando las palabras no son mejor que el silencio, es mejor no pronunciarlas¨.